EL AMOR  NO  REQUIERE  QUE  DOS   PERSONAS  SE  MIREN  ENTRE  SÍ.   PERO  SI,   QUE  MIREN JUNTOS  EN  LA MISMA DIRECCIÓN.

A. de Saint-Exupéry

 

   

 

"SE PUEDE SER MUY FELIZ"
 
por  ELENA*

 

Todo comenzó hace aproximadamente veinticinco años, éramos novios. Entonces no existía Ana*, todo era muy simple, cuando manteníamos relaciones a él le gustaba ponerse mi ropa interior. Era un juego y a mí me gustaba y disfrutaba de ello, tenía mucho morbo.

Luego, cuando nos casamos la situación cambió, ya no era algo meramente sexual, él quería más, y comenzó a gestarse Ana. Al principio eran unas cenas románticas, ella se ponía guapa, (yo la ayudaba), y eran noches realmente hermosas.

Pero no todo era bonito y romántico, cuando ya no sólo eran cama y cenas, cuando Ana era otra persona en nuestro matrimonio, cuando ya no éramos dos, sino tres, y además Ana estaba mas tiempo que él conmigo, me entró el pánico. Preguntas como ¿y yo, qué papel
tengo en la pareja?, ¿realmente me quiere, o está conmigo porque acepto a Ana?, ¿si yo me enamoré de un hombre, porqué tenemos esta situación, dónde está él?. ¿siempre existirá esta dualidad?, ¿algún día sólo estará ella?.

Pasamos unos años difíciles, muy difíciles, pero el tiempo lo pone todo en su sitio y poco a poco comprendes lo que le ocurre, empiezas a acostumbrarse a su dualidad y llega un día en el que quieres a las dos personas que hay en él/ella.

A veces haces los papeles de madre que le compra cosas a su hija, esas cosas que te hubiera gustado ponerte en la adolescencia y conviertes, al menos eso creo que he hecho yo, a tu pareja en una adolescente, que tiene todas las dudas que tenemos en esa edad, que desea equilibrarse y no sabe, con todo lo que ello conlleva, que se siente el centro del universo,  que se siente incomprendida, que quiere más y mas libertad.
 

Pero lo malo de esta situación que es no puede tener toda la libertad que quiere, y eso le deprime, y esa depresión pasa al entorno y yo me siento impotente, siento que soy culpable de su dolor, otras veces me enfado pues pienso que es egoísta querer más y más y pienso ¿y yo qué?. A veces creo que siento celos de ella, pero afortunadamente son momentos poco numerosos.

En general la experiencia te hace crecer como persona, te hace mas abierta, comprensiva y sobre todo te libera de prejuicios hacia los demás y te llena de respeto hacia los otros.

Espero que esta carta pueda ayudar a las demás mujeres a entender a su pareja y a saber que con los altibajos de toda relación, se puede ser muy feliz.

** Tanto Elena como Ana son nombres ficticios. Las protagonistas de esta historia son unas muy buenas amigas a las que desde aquí deseamos toda la felicidad del mundo. (EN PORTADA)

 






 

 
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